La Barbarie

Blog de Acción Popular Nacionalista

1.13.2007

LA VENGANZA DEL SEÑOR FEUDAL





29/12/06

Por Carlos del Frade (APE).-

Los señores feudales son proclives a la venganza. Después de la derrota electoral del gobernador Carlos Rovira frente a una coalición liderada por el ex obispo Joaquín Piña, el hombre castiga al pueblo trabajador. Aquel genial escritor argentino, Horacio Quiroga, que tan bien retratara el drama de los mensúes, ocho décadas atrás apenas podría aspirar a tener una pequeña columna en un diario del tercer milenio. Los cosecheros de la yerba, los llamados tareferos, ya no tienen ayuda alimentaria del gobierno misionero. Ya no le interesa sus vidas. La información parece un comunicado de la venganza del señor feudal. Más de mil tareferos se quedaron sin los bolsones que durante la campaña se regalaban como si nada. Ahora les dan nada, literalmente, nada. El Ministerio de Bienestar Social de Misiones cerró sus puertas ante el reclamo. Ahora parece encarnar la cartera del malestar social. Los bolsones son indispensables en tiempos en los que no se cosecha la yerba mate en la zona de Oberá. Según publican los medios regionales, durante las elecciones del pasado octubre, cada cargamento de alimentos venía con el voto abrochado a favor de la eterna reelección de Rovira, el señor feudal. "Me acuerdo que antes de las elecciones alcanzó la provista. Yo soy sola con cuatro hijos y me dijeron que ahora no figuro en la computadora, por eso no me dieron", se quejó Clementina Rodríguez, una de las mujeres de la organización denominada Sapucay. "Yo soy una mujer grande y todavía voy a la tarefa con mis hijos y hasta los nietos, pero ni así me quisieron dar el bolsón", agregó Miguelina Rodríguez. Los bolsones llevaban arroz, yerba, leche, fideos, harina y porotos. “La Municipalidad de Oberá actúa sólo como intermediario. Nosotros recibimos la mercadería y la entregamos a quienes figuran en la lista que nos envió el Ministerio de Bienestar Social... Recibimos 900 bolsones, cuando sabemos que el número de tareferos que hay en Oberá oscila los dos mil. Realmente mucha gente no aparece en el listado y nos reclaman", se defendió Jorge Motta, secretario de Desarrollo Humano del municipio sin mayores convicciones frente a la venganza que viene del castillo misionero. Mientras tanto, los trabajadores tareferos siguen buscando alguna respuesta a su pregunta básica e inocente, ¿por qué hay que sufrir tanto para intentar ser felices si nunca se quejan a la hora de producir y producir? Según la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE), el 49 por ciento de los tareferos está en negro, es decir que no existen para sus patrones. Son simples bultos cuya suerte no les interesa al finalizar la cosecha de la yerba. Ahora el desprecio también viene del Estado. El señor gobernador de Misiones se ha puesto en sintonía con los grandes empresarios del sector y ha decidido que ellos, los tareferos, no existen ni tienen hambre y por eso los condena a no recibir los bolsones de alimentos. Así son los señores feudales, se parecen demasiado a los grandes patrones, aunque corran los días del tercer milenio y en un país que alguna vez fuera orgulloso de su derecho laboral.
Fuente de datos: Diario Territorio Digital - Misiones 22-12-06

1.06.2007

De esto nadie habla...

Los 45 de Copacabana
03/01/07
Por Sandra Russo (APE).-

Fueron 45 en 2006, sólo en Catamarca. Y 3 en muy poco tiempo, en la localidad de Copacabana. Leonel Godoy, de 17 años, se suicidó en la víspera de la Navidad. Ató un cable en el dintel de una puerta de su casa, se ahorcó. Fue encontrado en la madrugada del domingo pasado por su madre, que se había despertado y advirtió luces encendidas. Leonel vivía con una hermana menor, su madre y su abuela en la localidad de la Banda de Lucero y formaba parte del entorno de Lucas Nieva (19), otro adolescente que se quitó la vida en la localidad de Copacabana en los primeros días de diciembre. Jugaban juntos al fútbol en el club San Martín de Copacabana. Se hicieron las pericias policiales, pero las pericias policiales, en un suicidio, son incapaces de indagar el móvil. El móvil de los suicidas se va con ellos, salvo que dejen cartas. No fue el caso ni de Leonel ni el de su amigo Lucas. “La impotencia y la bronca de ser tan pobres, porque tanto les cuesta a todos ellos que el Estado los asista desde todo punto de vista. Desde que murió Lucas estamos pidiendo ayuda psicológica para el grupo de amigos, para su familia sobre todo, ayuda que nunca llegó. Acá no existen los derechos humanos, la posibilidad de crecimiento, un futuro, un mañana mejor... no sé cuales son los motivos porque los chicos tomaron esta decisión, lo que sí sé es el abandono que se sufre en estos pueblos por parte de los gobiernos y también que debe haber una razón muy poderosa para que se hayan cansado de vivir a los 17 años de edad”, dijo Norma Juárez, una vecina del lugar que agregó que “esto tendrá que estudiarse para atacar el problema desde su raíz”. Esas palabras fueron escuchadas y al parecer entendidas por mucha gente, porque, créase o no, vecinos de distintos sectores de Tinogasta participaron luego de un inusual corte de ruta, pidiendo un nuevo y escalofriante tipo de seguridad: un piquete contra los suicidios, un piquete contra algo más que parecen haberle quitado a los pobres: la vitalidad, el deseo de vivir. Según la comunidad, la pérdida del deseo de vivir crece ante la pasividad e indiferencia oficial. El piquete se realizó desde las 8 de la mañana el corte de la ruta nacional 60, a la altura de El Alto de Copacabana, donde los manifestantes reclamaron un mayor compromiso del Gobierno por la salud de las localidades del interior, puesto que van ocurriendo tres suicidios y el Estado continua “ausente” a pesar del pedido de ayuda que efectuaron. Bajo el lema “Salud para Todos”, y soportando más de 40 grados de temperatura en la tarde, jóvenes y adultos se manifestaron armando un piquete con troncos, quema de gomas y pancartas que decían” No a la indiferencia”, “Queremos una vida mejor”, “Por Manuel, Lucas y Leonel”, las tres personas oriundas del lugar que decidieron quitarse la vida. Manuel tenía 62 años y fue el primero en quitarse la vida. Los vecinos se quejaron también por el trato que se le dio al cadáver de Lucas: se lo encontró comido por las alimañas, no lo quisieron recibir en la morgue por su estado de descomposición y lo dejaron “tirado como a un perro” en un nicho del cementerio, donde a las 6 de la tarde le hicieron la autopsia y se lo entregaron a la madre. “¿Por qué hacen esto? No nos escucharon cuando pedimos un psicólogo para Copacabana y pensaron que nos íbamos a quedar callados, pero no es así. Por eso le preguntamos al Gobernador porqué tiene este tipo de funcionarios, y ahora le pedimos al Presidente que le corte los víveres al Gobernador, porque es un mentiroso, no le importa el pueblo sino el bolsillo como a todos los políticos que hay acá”, gritó Norma Juárez. Hay que mirar atentamente a Catamarca. En una pequeñísima localidad llamada Copacabana, los pobres abrieron los ojos. Llegan al hueso, con su lectura de los hechos, de una verdad sepultada, como Manuel, Leonel y Lucas.

Fuentes de datos: Diarios El Ancasti - Catamarca 26 y 28-12-06 y Catamarca Actual 26-12-06
Gentileza Agencia de Noticias Pelota de Trapo