La Barbarie

Blog de Acción Popular Nacionalista

2.10.2007

Un ejemplo de nacionalismo popular latinoamericano




Siempre supimos que el imperialismo yanqui era monstruoso. Que bajo la máscara de la democracia, el liberalismo y otras yerbas para engañar a los tontos, encubrian su naturaleza rapaz y criminal. A partir de este artículo, debido a la gentileza de Agenda de Reflexión, y que ilustra un momento importante de la lucha por la Liberación de América Latina, también sabemos que son unos hijos de puta de marca mayor. No tiene desperdicio.

El Maestro Don Pedro

Hace cuarenta y dos años, el 21 de abril de 1965, excarcelado hacía pocas semanas por su salud desahuciada, ciego, paralítico, con todo su cuerpo lacerado, sádicamente asesinado de a poco mediante aplicaciones de radioactividad atómica, murió Pedro Albizu Campos, el Maestro del nacionalismo caribeño. Lo despidió una multitud de más de 60.000 almas que entonó hasta el cansancio “La borinqueña”, el himno no oficial de los puertorriqueños libres.Albizu nació en Ponce en 1891, cuando todavía Puerto Rico era una posesión española. Cursó estudios en su ciudad natal hasta que, dotado de una inteligencia y una disposición extraordinarias, ganó una beca de la Logia Aurora para seguir estudios universitarios en Estados Unidos, donde se graduó de abogado. De regreso a su patria se casó, abrió un “bufete” y se estableció con su nueva familia.Después de la muerte en 1918 del patriota José de Diego, el movimiento revolucionario puertorriqueño carecía de un líder capaz de guiarlo por el camino de la independencia. En 1922 un pequeño grupo entre los que se contaba Albizu Campos fundó el Partido Nacionalista de Puerto Rico. Un año después, Pedro declaraba: “Nuestra situación dolorosa bajo el imperio de Estados Unidos es la situación que pretende Norteamérica imponer a todos los pueblos del continente. Nuestra causa es la causa continental. Los pensadores iberoamericanos ven claro el problema conjunto de la América Ibérica frente al imperialismo yanqui. [...] Puerto Rico y las otras Antillas constituyen el campo de batalla entre el imperialismo yanqui y el iberoamericanismo. La solidaridad iberoamericana exige que cese toda injerencia yanqui en este archipiélago, para restaurar el equilibrio continental y asegurar la independencia de todas las naciones colombinas. Dentro de esa suprema necesidad es imprescindible nuestra independencia”.Viajó entonces a las repúblicas vecinas en busca de apoyo para su causa. Fue a Santo Domingo, a Haití, y llegó a Cuba, donde poco antes había muerto la poetisa yluchadora Lola Rodríguez de Tió, quien había escrito:
Cuba y Puerto Rico son / de un pájaro las dos alas;reciben flores y balas / en un mismo corazón.
Por su parte, el ensayista cubano Juan Marinello apuntó de él: “Fue en verdad singular coincidencia de nuestras virtudes esenciales, una exaltación superior, pero orgánica, del perfil de nuestras tierras. Había nacido para encarar, en su enfrentamiento erguido y radical, el destino de sus islas en una de las más decisivas coyunturas americanas: la liberación del imperialismo”. Por supuesto que al dictador Gerardo Machado no le agradó la oratoria encendida de Marinello, pero mucho menos la de Albizu en Cuba, quien tuvo que refugiarse en la embajada de Méjico y luego abandonar el país.En 1930 se le eligió presidente del Partido Nacionalista. Dijo entonces: “¡Juremos aquí que defenderemos el ideal nacionalista y que sacrificaremos nuestra hacienda y nuestra vida, si fuera preciso, por la independencia de nuestra patria! [...] La lucha electoral es una farsa periódica para mantener dividida a la familia puertorriqueña. [...] El nacionalismo postula cuatro hermosos principios: la independencia de Puerto Rico, la confederación antillana, la unión panamericana y la hegemonía de los pueblos iberoamericanos para la honra de nosotros todos ante la posteridad”. A pesar de su juventud, ya todos lo llamaban Don Pedro. Y ya todos lo consideraban “el Maestro”.Pronto intensificó la acción revolucionaria y fue vocero y representante de los obreros azucareros durante su huelga de 1934 contra las compañías norteamericanas. Al año siguiente el presidente Franklin Delano Roosevelt viajó a Puerto Rico y motorizó a varios políticos cipayos con el objetivo de consolidar la dominación sobre la isla. Un ex nacionalista, Luis Muñoz Marín, fue el elegido por el “buen vecino” (como se lo llamaba entonces al “gran hermano”) para realizar la obra gatopardista. El Partido Nacionalista llamó entonces a la insurrección y, para apagar los focos independentistas, el gobierno norteamericano designó como coronel de la policía colonial a Francis Riggs, un siniestro personaje que años antes había asesorado al tirano nicaragüense Anastasio Somoza sobre cómo asesinar a Augusto César Sandino. La acción de Riggs no se hizo esperar y el 24 de octubre de 1935 reprimió una manifestación universitaria en donde resultaron muertos por la policía varios jóvenes nacionalistas. La violencia desatada por Riggs tuvo como respuesta varios levantamientos, y el 23 de febrero de 1936 dos jóvenes universitarios mataron al jefe policial en represalia por la “masacre de la Universidad”. Los ejecutores del atentado contra el jefe del servicio de Inteligencia norteamericano fueron arrestados y llevados a un cuartel policial, donde sin mayor trámite se los acribilló a balazos. Temido por las autoridades y devenido símbolo de la rebelión nacional, don Pedro Albizu Campos fue sometido a proceso judicial acusado de sedición y, en consecuencia, condenado junto con otros patriotas a diez años de cárcel y destierro en Estados Unidos.
El 21 de marzo de 1937 cadetes de la escuela militar masacraron a un grupo de militantes que se encontraban reunidos en el Club Nacionalista de Ponce, donde reclamaban por la libertad de Albizu. Allí resultaron muertos 21 nacionalistas y heridos otros doscientos.Albizu Campos recobró su libertad recién en 1947 y fue recibido en San Juan de Puerto Rico por una multitud nunca vista, ni antes ni después. Pero el 1º de noviembre de 1950 dos jóvenes nacionalistas atacaron la Casa Blanca con el propósito de atentar contra el presidente Harry Truman y llamar la atención mundial sobre el caso de Puerto Rico. Detenido Albizu junto con otros combatientes nacionalistas, fue encarcelado otros tres años en Atlanta, Georgia. Se le indultó por hallarse enfermo y, sobre todo, por la presión de la opinión pública mundial. Por ejemplo, la gran poeta chilena Gabriela Mistral, que luego sería galardonada con el premio Nóbel, se dirigió al juez norteamericano señalándole que “la personalidad de los puertorriqueños enjuiciados corresponde, en categoría moral y en significación cívica, a lo que fueron en los países del Sur las de los próceres San Martín, O’ Higgins o Artigas. El intento heroico y doloroso es el mismo, la calidad de los espíritus es idéntica”.Mientras la situación política del país se tornaba cada día más tensa, el congreso norteamericano aprobó en 1952 la ley pública Nº 600, que institucionalizó la condición de “Estado libre asociado” para Puerto Rico. Don Pedro solo permaneció libre -aunque muy vigilado- por corto tiempo, hasta que otros nacionalistas tirotearon una de las sesiones del congreso de los Estados Unidos, el 1º de marzo de 1954. Otra vez detenido, Albizu Campos pasó el resto de sus días en prisión hasta solo escasos días de su muerte.Pero a Don Pedro ya lo venían matando desde hacía mucho, y de la manera más cruel. Una simple necropsia podría haber confirmado lo que el propio Albizu denunció al mundo: que a diario lo irradiaban en la celda donde estaba detenido y, más adelante cuando fue indultado, en su propia vivienda. “Cuando uno recibe el ataque atómico, se le hincha todo el cuerpo; cuando uno quiere leer, no lo permiten porque le lanzan rayos a los ojos. Bajo ese régimen me han tenido tres años. De este crimen, repito, es responsable el gobierno de los Estados Unidos y del mismo han sido víctimas casi todos los nacionalistas. La Princesa (el nombre de la cárcel) es un centro de crimen”, declaró en 1951.Hoy nadie duda de la radiación, pero aquella vez trataron de hacer creer que estaba loco. Los que lo vieron describen su atroz padecimiento: “Las plantas de sus pies estaban en carne viva... Noté con gran horror que todas sus partes humanas de hombre habían casi desaparecido por completo y daban la impresión de haber sido completamente achicharradas... Está ciego y ya hace mucho que no puede leer. Me explicó muchísimas cosas sobre los ataques, los llama radiaciones atómicas, y su única protección consiste en permanecer cubierto de toallas y bolsas de agua fría de hielo, y protegerse la piel...”. En 2002 el Departamento de Energía de Estados Unidos reveló que un grupo de científicos financiados por la Fundación Rockefeller había experimentado desde 1939 con personas nativas de la isla, inyectándoles elementos radiactivos, sin que éstas estuvieran conscientes de que los estaban usando de conejillos de indias.
En una época de defecciones, de inconductas, de estrechez de miras y de falta de compromiso, cuando en nuestra propia patria, en el fondo de la crisis, hubo quienes sugirieron una tutela norteamericana sobre la Argentina incapaz de gobernarse por sí misma al estilo del estatuto colonial de “Estado libre asociado”, la vida y el ejemplo de Don Pedro Albizu Campos refleja la fuerza espiritual capaz de hacer palpitar el corazón de un pueblo, más allá de condiciones de lucha desfavorables (“No es que ellos sean tan grandes; es que nosotros estamos de rodillas”, decía). Orador vehemente, provocó en sus auditorios una insospechada energía, y su palabra criolla hizo movilizar al pueblo en la lucha redentora. “Yo vengo del huracán...”, dijo alguna vez. Su ímpetu demoledor arrancó del quietismo a las multitudes y reveló la tragedia de un pueblo sojuzgado. Por eso siempre será recordado en todo el continente como “el Maestro”, y su ejemplo será guía de los pueblos cuando pronto sople nuevamente el huracán en toda América Latina.

Publicado por Agenda de Reflexión el Abril 21, 2005

1.13.2007

LA VENGANZA DEL SEÑOR FEUDAL





29/12/06

Por Carlos del Frade (APE).-

Los señores feudales son proclives a la venganza. Después de la derrota electoral del gobernador Carlos Rovira frente a una coalición liderada por el ex obispo Joaquín Piña, el hombre castiga al pueblo trabajador. Aquel genial escritor argentino, Horacio Quiroga, que tan bien retratara el drama de los mensúes, ocho décadas atrás apenas podría aspirar a tener una pequeña columna en un diario del tercer milenio. Los cosecheros de la yerba, los llamados tareferos, ya no tienen ayuda alimentaria del gobierno misionero. Ya no le interesa sus vidas. La información parece un comunicado de la venganza del señor feudal. Más de mil tareferos se quedaron sin los bolsones que durante la campaña se regalaban como si nada. Ahora les dan nada, literalmente, nada. El Ministerio de Bienestar Social de Misiones cerró sus puertas ante el reclamo. Ahora parece encarnar la cartera del malestar social. Los bolsones son indispensables en tiempos en los que no se cosecha la yerba mate en la zona de Oberá. Según publican los medios regionales, durante las elecciones del pasado octubre, cada cargamento de alimentos venía con el voto abrochado a favor de la eterna reelección de Rovira, el señor feudal. "Me acuerdo que antes de las elecciones alcanzó la provista. Yo soy sola con cuatro hijos y me dijeron que ahora no figuro en la computadora, por eso no me dieron", se quejó Clementina Rodríguez, una de las mujeres de la organización denominada Sapucay. "Yo soy una mujer grande y todavía voy a la tarefa con mis hijos y hasta los nietos, pero ni así me quisieron dar el bolsón", agregó Miguelina Rodríguez. Los bolsones llevaban arroz, yerba, leche, fideos, harina y porotos. “La Municipalidad de Oberá actúa sólo como intermediario. Nosotros recibimos la mercadería y la entregamos a quienes figuran en la lista que nos envió el Ministerio de Bienestar Social... Recibimos 900 bolsones, cuando sabemos que el número de tareferos que hay en Oberá oscila los dos mil. Realmente mucha gente no aparece en el listado y nos reclaman", se defendió Jorge Motta, secretario de Desarrollo Humano del municipio sin mayores convicciones frente a la venganza que viene del castillo misionero. Mientras tanto, los trabajadores tareferos siguen buscando alguna respuesta a su pregunta básica e inocente, ¿por qué hay que sufrir tanto para intentar ser felices si nunca se quejan a la hora de producir y producir? Según la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE), el 49 por ciento de los tareferos está en negro, es decir que no existen para sus patrones. Son simples bultos cuya suerte no les interesa al finalizar la cosecha de la yerba. Ahora el desprecio también viene del Estado. El señor gobernador de Misiones se ha puesto en sintonía con los grandes empresarios del sector y ha decidido que ellos, los tareferos, no existen ni tienen hambre y por eso los condena a no recibir los bolsones de alimentos. Así son los señores feudales, se parecen demasiado a los grandes patrones, aunque corran los días del tercer milenio y en un país que alguna vez fuera orgulloso de su derecho laboral.
Fuente de datos: Diario Territorio Digital - Misiones 22-12-06

1.06.2007

De esto nadie habla...

Los 45 de Copacabana
03/01/07
Por Sandra Russo (APE).-

Fueron 45 en 2006, sólo en Catamarca. Y 3 en muy poco tiempo, en la localidad de Copacabana. Leonel Godoy, de 17 años, se suicidó en la víspera de la Navidad. Ató un cable en el dintel de una puerta de su casa, se ahorcó. Fue encontrado en la madrugada del domingo pasado por su madre, que se había despertado y advirtió luces encendidas. Leonel vivía con una hermana menor, su madre y su abuela en la localidad de la Banda de Lucero y formaba parte del entorno de Lucas Nieva (19), otro adolescente que se quitó la vida en la localidad de Copacabana en los primeros días de diciembre. Jugaban juntos al fútbol en el club San Martín de Copacabana. Se hicieron las pericias policiales, pero las pericias policiales, en un suicidio, son incapaces de indagar el móvil. El móvil de los suicidas se va con ellos, salvo que dejen cartas. No fue el caso ni de Leonel ni el de su amigo Lucas. “La impotencia y la bronca de ser tan pobres, porque tanto les cuesta a todos ellos que el Estado los asista desde todo punto de vista. Desde que murió Lucas estamos pidiendo ayuda psicológica para el grupo de amigos, para su familia sobre todo, ayuda que nunca llegó. Acá no existen los derechos humanos, la posibilidad de crecimiento, un futuro, un mañana mejor... no sé cuales son los motivos porque los chicos tomaron esta decisión, lo que sí sé es el abandono que se sufre en estos pueblos por parte de los gobiernos y también que debe haber una razón muy poderosa para que se hayan cansado de vivir a los 17 años de edad”, dijo Norma Juárez, una vecina del lugar que agregó que “esto tendrá que estudiarse para atacar el problema desde su raíz”. Esas palabras fueron escuchadas y al parecer entendidas por mucha gente, porque, créase o no, vecinos de distintos sectores de Tinogasta participaron luego de un inusual corte de ruta, pidiendo un nuevo y escalofriante tipo de seguridad: un piquete contra los suicidios, un piquete contra algo más que parecen haberle quitado a los pobres: la vitalidad, el deseo de vivir. Según la comunidad, la pérdida del deseo de vivir crece ante la pasividad e indiferencia oficial. El piquete se realizó desde las 8 de la mañana el corte de la ruta nacional 60, a la altura de El Alto de Copacabana, donde los manifestantes reclamaron un mayor compromiso del Gobierno por la salud de las localidades del interior, puesto que van ocurriendo tres suicidios y el Estado continua “ausente” a pesar del pedido de ayuda que efectuaron. Bajo el lema “Salud para Todos”, y soportando más de 40 grados de temperatura en la tarde, jóvenes y adultos se manifestaron armando un piquete con troncos, quema de gomas y pancartas que decían” No a la indiferencia”, “Queremos una vida mejor”, “Por Manuel, Lucas y Leonel”, las tres personas oriundas del lugar que decidieron quitarse la vida. Manuel tenía 62 años y fue el primero en quitarse la vida. Los vecinos se quejaron también por el trato que se le dio al cadáver de Lucas: se lo encontró comido por las alimañas, no lo quisieron recibir en la morgue por su estado de descomposición y lo dejaron “tirado como a un perro” en un nicho del cementerio, donde a las 6 de la tarde le hicieron la autopsia y se lo entregaron a la madre. “¿Por qué hacen esto? No nos escucharon cuando pedimos un psicólogo para Copacabana y pensaron que nos íbamos a quedar callados, pero no es así. Por eso le preguntamos al Gobernador porqué tiene este tipo de funcionarios, y ahora le pedimos al Presidente que le corte los víveres al Gobernador, porque es un mentiroso, no le importa el pueblo sino el bolsillo como a todos los políticos que hay acá”, gritó Norma Juárez. Hay que mirar atentamente a Catamarca. En una pequeñísima localidad llamada Copacabana, los pobres abrieron los ojos. Llegan al hueso, con su lectura de los hechos, de una verdad sepultada, como Manuel, Leonel y Lucas.

Fuentes de datos: Diarios El Ancasti - Catamarca 26 y 28-12-06 y Catamarca Actual 26-12-06
Gentileza Agencia de Noticias Pelota de Trapo

12.16.2006

Día del Petróleo Nacional




13/12/2006

General Enrique Mosconi - La defensa de Y.P.F.

El Faro del Fin del Mundo - Argenpress

"Resulta inexplicable la existencia de ciudadanos que quieren enajenar nuestros depósitos de petróleo acordando concesiones de exploración y explotación al capital extranjero, para favorecer a éste con las crecidas ganancias que de tal actividad se obtiene, en lugar de reservar en absoluto tales beneficios para acrecentar el bienestar moral y material del pueblo argentino. Porque entregar nuestro petróleo es como entregar nuestra bandera". Enrique Mosconi
Si las nuevas generaciones argentinas necesitan encontrar una figura a la que invocar, en defensa de la soberanía nacional, esa personalidad es la del general Enrique Mosconi, ejemplo del militar consustanciado con su país. Porque para Mosconi la soberanía nacional no comenzaba ni terminaba en los discursos celebratorios de fechas patrióticas, ni eran una metáfora de circunstancia. Para él, soberanía y nacionalidad, eran algo tangible: la defensa del patrimonio argentino, sus riquezas naturales, eran los hombres y mujeres que con su trabajo escriben las páginas más auténticas de la nacionalidad.Fue un tenaz defensor de los intereses petrolíferos nacionales durante los ocho años que permaneció como director de la Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales. Supo impulsar a la nueva empresa, no sólo multiplicando su producción sino dotándola de la estructura necesaria para el cumplimiento de sus objetivos básicos. Luego de una prestigiosa carrera militar, el general Mosconi dedicó su accionar a tratar de conseguir una política que permitiera resultados positivos para el país. En su libro "El petróleo argentino y la ruptura de los trusts petrolíferos inglés y norteamericano el 1º de agosto de 1929", expuso sus ideas centradas en una política de "puerta cerrada" y monopolio estatal que -según sus palabras- "terminará con la lucha entre los trusts e YPF". En ese sentido, Mosconi afirmó: "Dos organizaciones, la fiscal y la privada, no pueden coexistir, pues representan intereses antagónicos, destinados a vivir en una lucha de la cual sólo por excepción saldrá triunfante la organización estatista. Para asegurar para nuestro país la riqueza petrolera debe encararse a fondo la cuestión, siendo ello imposible de lograr mientras el Estado no monopolice íntegramente la explotación de sus yacimientos".Nacido en Buenos Aires el 21 de febrero de 1877 cursó estudios en el Colegio Militar de la Nación, al que ingresó en mayo de 1891. Ingresó luego a la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, y desempeñó el cargo de subdirector general de Arsenales de Guerra desde 1914 a 1918.Luego de graduarse como ingeniero civil, se le reconoció como profesional militar pasando al arma de ingenieros. Durante su prestación de servicios viajó a Italia, Bélgica y Alemania donde realizó estudios para la construcción de la usina hidroeléctrica y a gas pobre que funcionaba en Campo de Mayo.Antes de regresar al país en 1914, patentó en Alemania y cedió al Ministerio de Guerra de la Argentina un dispositivo para cambio de trocha en rodados militares. Otra vez en la Argentina volvió a comandar el cuerpo de Ingenieros hasta ser nombrado subdirector general de Arsenales de Guerra en 1915. Fue designado luego director del Arsenal Esteban de Luca y en marzo de 1920 -ejerciendo el cargo de director de Aeronáutica- fundó el Grupo 1º de Aviación dando así impulso al arma.Romper los trustsA través del libro citado y varios trabajos periodísticos explicó Mosconi sus ideas sobre la cuestión petrolera. En una nota publicada en "Noticias Gráficas" del 17 de setiembre de 1932, señaló: "El país reclama una ley que garantice al pueblo argentino el usufructuo total de los beneficios derivados de las explotaciones petrolíferas y que esto se realice en la mayor tranquilidad, libre de la áspera lucha de intereses que pone a prueba, y a menudo mancha, el honor de las personas y la dignidad de las funciones públicas"."Se trata -continuaba Mosconi- de un asunto demasiado complejo, constituido por múltiples especializaciones que deben ser consultadas para formular un proyecto que coordine con unidad de doctrina las distintas actividades que integran la industria petrolífera y defender así, esta fundamental riqueza pública, establecer el conveniente ordenamiento de su explotación y alcanzar los objetivos que imponen el presente y el porvenir económico de la Nación".Designado titular de la Dirección General de YPF, el 19 de octubre de 1922, el general Mosconi consiguió a lo largo de sus ocho años de gestión que la empresa pasara de una producción de 348.888 metros cúbicos de petróleo en 1922 a 872.171 metros cúbicos en 1929. Defensor del patrimonio petrolífero del país, puso de manifiesto más de una vez su opinión adversa a los trusts. En el artículo anteriormente citado agregaba a propósito de un proyecto parlamentario sobre hidrocarburos que "es decididamente propulsor del capital privado, que en nuestro país forman casi sin excepción, empresas extranjeras filiales de los grandes trusts y, lo que es peor, descuida este proyecto la necesidad de impulsar el desenvolvimiento de YPF, colocado con respecto a los trusts en inferioridad de condiciones".Tenaz opositor de los trusts petrolíferos ingleses y norteamericanos señaló en esa oportunidad, y ante las controversias suscitadas por "el trance de acaparamiento" de la Standard Oil -efectivizada mediante la concesión petrolífera en Salta-, "me aferro ahora más que nunca al concepto de puerta cerrada y monopolio que terminará con la actual lucha de predominio entre los trusts e YPF, lucha cuya aspereza irá siempre en aumento".En el transcurso de su mandato inauguró la Destilería de La Plata -en diciembre de 1925- que entró en producción inmediatamente elaborando nafta, kerosene, fuel oil y a menos de cinco meses de su habilitación comenzó la producción de nafta de aviación. El año 1926 señala la entrada de YPF en el mercado de combustibles con sus propios productos. Dos años después comenzó la explotación de petróleo en Salta y debido a una intensa exploración llevada a cabo en la zona noroeste, se produjo en 1933 el descubrimiento petrolífero de Tranquitas.En la faz comercial la empresa ganó terreno rápidamente bajo la gestión de Mosconi que en agosto de 1929 rebajó el precio de la nafta en todo el país concretando una nueva rebaja tres meses más tarde. Resalta aún más este acontecimiento comercial si se tiene en cuenta que desde 1928 tenía vigencia en el plano internacional el convenio Achnacarry -firmado entre Standard Oil, Royal Dutch, Shell y Anglo Persian- regido por el principio del "as is" y según el cual cada empresa conservaba la posición que tenía en el mercado en el momento en que se firmara el acuerdo.La exposición de las ideas del general Mosconi denotaban su preocupación por asegurar los beneficios de la explotación petrolera nacional a través de una legislación adecuada. "El monopolio (sin expropiación de las concesiones existentes) acabará con los rozamientos y lucha de intereses -afirmaba el entonces titular de YPF- con los entorpecimientos y falsas canalizaciones de los trámites legales y reglamentarios de los expedientes. Acabará asimismo con la intromisión de elementos extraños en nuestra política interna, con el soborno, cada vez más alarmante. Evitará futuras complicaciones y perturbaciones en nuestra economía, en nuestro derecho y nuestra soberanía. Usufructuaremos así, íntegramente, en paz y tranquilidad, con honor y dignidad, como podemos y debemos hacerlo, los beneficios de nuestras explotaciones petrolíferas".Aquella mañana de 1922Una mañana de agosto de 1922, Mosconi se enteró que la empresa norteamericana West India Oil Co., la única que vendía nafta de aviación, se negaba a suministrarla sin pago adelantado. El entonces coronel Mosconi entrevistó al gerente de la empresa, para ratificar la noticia. Sí, era así. Mosconi le replicó al gerente de la compañía extranjera según cuenta en su libro: "Advierta que el Servicio Aeronáutico del Ejército no debe un centavo a su compañía; que se trata de una repartición militar solvente y dependiente del Ministerio de Guerra y que, por lo tanto, no sólo me sorprenden sus manifestaciones y su exigencia, sino que las considero impertinentes y no las acepto".Más tarde comentará Mosconi: "Allí, en el mismo escritorio me propuse juramentándome conmigo mismo, cooperar con todos los medios legales para romper los trusts". Hacia esa meta iba Mosconi el 1º de agosto de 1929, cuando YPF rebajó el precio del litro de nafta y tomó "la dirección y el contralor del mercado de combustible líquido en la Argentina". El juramento de 1922, "romper los trusts" había sido satisfecho.Pero todo se lo llevará el vendaval del 6 de setiembre de 1930, hasta que en 1931, el presidente Uriburu lo citó en la Casa Rosada para anunciarle -para ordenarle- que viajara a Italia en misión de estudios. Era un destierro disfrazado y continuará -aunque retorne al país- en esa condición. El general Justo lo designará director del Tiro y Gimnasia del Ejército. Era algo inaudito. El viejo luchador quedaba relegado a un papel protocolar. Poco después un ataque de hemiplejia lo fulminaría y el 31 de diciembre era retirado de oficio como general de división. Inválido, en el ostracismo político, fallecía el 4 de junio de 1940.Al memorar su ejemplo -un ejemplo vigente para estos días-, vale la pena recordar aquella sentencia en la que afirmó: "Es bueno vitorear a la Patria, pero es mejor ayudarla a vivir contribuyendo a su engrandecimiento y bienestar"."Porque entregar nuestro petróleo es como entregar nuestra bandera"Gral. Enrique Mosconi
http://desdeelfarodelfindelmundo@blogspot.com/

11.30.2006

LA VUELTA DE OBLIGADO


“Pero lo que no puedo concebir es el que haya americanos que, por un espíritu indigno de partido, se unan al extranjero para humillar a su Patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempo de la dominación española. Una tal felonía, ni el sepulcro la puede hacer desaparecer”.

General José de San Martín
(Carta al Brigadier General Juan Manuel de Rosas)



El imperialismo, de cualquier signo que sea, y utilizando el disfraz que le convenga según las circunstancias, siempre ha empleado dos armas importantes para lograr sus fines: los cipayos y la intervención armada directa. Cuando los cipayos no pueden dominar a los pueblos, entonces el imperialismo utiliza la diplomacia de las cañoneras, el Gran Garrote o, como en el caso de la Guerra de Malvinas, las fuerzas armadas del Atlántico Norte. Las guerras de Irak, Afganistán y el Líbano son ejemplos recientes. La política imperialista no conoce principios, sino intereses.
En 1845 el imperialismo anglo-francés se enfrentaba en este rincón de la América del Sur con gobernantes que no podían ser comprados. La férrea voluntad de Rosas y los caudillos federales eran un dique de contención contra las ambiciones europeas, que pretendían lo que siempre pretendieron, lo que siguen pretendiendo y en parte han logrado en nuestros días, gracias al cipayaje politiquero de la Argentina: la libre navegación de los ríos y la libertad de comercio (para ellos).
En 1845 esto no era posible. Las potencias imperialistas ya habían jugado la carta de los cipayos, y habían fracasado. La expedición del general Lavalle, transportada desde Montevideo por la escuadra francesa, había sido derrotada definitivamente en Quebracho Herrado, y su jefe muerto en circunstancias confusas en San Salvador de Jujuy, cuando procuraba pasar a Bolivia.
Quedaba la otra parte de la política: la intervención armada directa. Y a eso se aprestan.
Desde 1844 Rosas preparaba la defensa del Paraná. No era ingenuo como para pensar en batir militarmente a las dos potencias más poderosas de la tierra, pero, zorro viejo, entendía perfectamente cual era el punto débil de los anglofranceses: “Vienen a hacer negocio, a ganar plata. Entonces, si pierden plata, están derrotados”.
Así, fortifica la Vuelta de Obligado y el paso de La Ramada, el Tonelero y la Angostura del Quebracho. El paso de La Ramada fue fortificado en previsión de que la escuadra tomara por Pavón (que va desde el Ibicuy a San Nicolás) para evitar la Vuelta de Obligado. En los dos pasos se pusieron cadenas que cruzaban el río sostenidas por lanchones. La demás fortificaciones se limitaron a baterías y trincheras La principal fortificación estaba en la Vuelta de Obligado. Allí el río tiene unos 700 metros de ancho. El general Lucio Mansilla hace tender de costa a costa sobre 24 lanchones tres gruesas cadenas. En la rivera derecha, la sola defendida, monta cuatro baterías. En orden sobre la barranca la Restaurador Rosas al mando de Álvaro Alzogaray (gran patriota, no es culpable por sus descendientes) y la General Brown al mando de Eduardo Brown; a nivel del río la General Mansilla, al mando de Felipe Palacios; y más allá de las cadenas la batería Manuelita, dirigida por Juan Bautista Thorne.
Todo un pueblo se apresta a la pelea. Burgueses y orilleros porteños; gauchos bonaerenses; negros del Barrio del Tambor; paisanos entrerrianos y santafesinos, todos juntos para dar guerra al gringo invasor imperialista y a los criollos vendepatrias y cipayos.
El 18 de noviembre, Mansilla toma un bote y reconoce los buques enemigos en la oscuridad. El 20, a las 8,30 de la mañana, la escuadra comienza el avance. Mansilla arenga a la tropa: “¡ Allá los tenéis! Considerad el insulto que hacen a la soberanía de nuestra patria al navegar, sin más título que la fuerza, las aguas de un río que corre por el territorio de nuestro país. ¡Pero no lo conseguirán impunemente! ¡Tremola en el Paraná el pabellón azul y blanco y debemos morir todos antes de verlo bajar de donde flamea!”.
La fragata francesa San Martín (insignia) se prepara a cortar las cadenas, cuando el viento se calmó totalmente (¡Dios es argentino!). Debió anclar y quedó adelantada y aislada de los demás buques. Fue el blanco de las cuatro baterías: tuvo dos oficiales y cuarenta y cuatro hombres fuera de combate, dos cañones desmontados y la arboladura pronta a caer. Para colmo de males, una bala de cañón le corta la cadena del ancla y la fragata es arrastrada por la corriente, río abajo.
Es la una de la tarde y las cadenas no han sido cortadas todavía. Los defensores esperan el milagro de un triunfo, pero Mansilla sabe que la pólvora se acaba. Los vapores de la escuadra no consiguen acercarse a las cadenas, pero desde su posición acribillan a las baterías patriotas sin que éstas consigan alcanzarlos. El Fulton consigue acercarse a las cadenas y por dos veces intenta cortarlas. Una bala de cañón mata al maquinista principal y el vapor debe retirarse con su cañón desmontado y el casco y las máquinas dañados. El capitán Hope retoma la operación y consigue cortar las cadenas, cruza la línea y enfrenta la batería Manuelita, a la que acribilla a cañonazos. La situación es insostenible para los argentinos. A las 3 de la tarde apenas quedan municiones. Thorne, desde la destrozada Manuelita, ahorra los disparos, que hace personalmente para no gastar pólvora. A las 4,50 de la tarde solamente le quedan ocho tiros, pero los va a emplear bien. A las 5 hace su último disparo, al tiempo que una granada enemiga lo voltea. “No es nada”, dice al levantarse. Pero no es verdad: ha quedado inválido para siempre. Nunca más volverá a escuchar ningún sonido. Será para siempre “el sordo de Obligado”.
Ha llegado el momento del desembarco. A las 6 menos 10 lo hacen 325 infantes de marina británicos. Mansilla al frente de los Patricios, las Milicias de San Nicolás y el Batallón Norte carga a la bayoneta desafiando los tiros de la metralla de los buques que diezman la infantería argentina, que ha pesar de todo consigue arrollar a los ingleses y correrlos hasta los botes. Mansilla es herido por un casco de metralla y el coronel Crespo lo reemplaza. Desembarcan franceses para defender a los atacantes. Finalmente Crespo debe replegarse a las barrancas. Son las 8 de la noche. Obligado ha caído. La bandera nacional no fue rendida; fue destruida por el fuego.
La flota imperialista sigue su marcha, pero aún debe afrontar combates en el Tonelero y Acevedo y la artillería volante de Thorne. Tampoco resultó tan fácil el cruce de San Lorenzo, donde Mansilla tenía ocultos en la maleza ocho cañones manejados por buenos artilleros (Alzogaray y Maurice). Recién el 15 de enero de 1846 puede llegar la flota a Asunción. Perdieron plata. Rosas ha sacado bien las cuentas.
Obligado ha terminado, pero deja su enseñanza: siempre es posible defender la soberanía, aunque se esté físicamente en desventaja. Sólo es indispensable un profundo amor a la Patria, y la fuerza espiritual de no dejarse vencer por las contrariedades. Quien no tiene fuerza espiritual ya está vencido de antemano. Quien resiste, vence. Y se resiste “con la cabeza fría y el corazón ardiente”.
“El sable que me ha acompañado en la Guerra de la Independencia de la América del Sud, le será entregado al General de la República Argentina don Juan Manuel de Rosas, como una prueba de satisfacción, que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los Extranjeros que tratan de humillarla”.
Seguramente, ningún politiquero liberal o progre en los tiempos que corren, será acreedor a un honor semejante.
Por la época en que se desarrollaban los hechos motivo de esta crónica, ya los Estados Unidos habían lanzado su Doctrina Monroe. ¿Por qué no intervino entonces ante la agresión que sufría la república sudamericana por parte de dos potencias extracontinentales? Muy simple. 1) Porque entre bueyes no hay cornadas y 2) Porque estaban ocupados en robarle a Méjico el inmenso territorio de Texas (lo mismo sucedería en la Guerra de Malvinas, a pesar del TIAR, Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca).
El imperialismo no cambia. Los patriotas tampoco deben cambiar.

Rubén Tamborindeguy
Bs. Bs.As., 20 de Noviembre de 2006.-

11.19.2006

17 de Noviembre de 1972

¡Perón Vuelve!
A 34 años del retorno del General Perón a la Patria

La lluvia se precipitaba con una intensidad desusada sobre Buenos Aires ese viernes 17 de noviembre de 1972 que el gobierno de Lanusse había proclamado feriado. Una multitud, difícil de dimensionar, pugnaba por llegar al aeropuerto. Los tanques del ejército lo impedían.
Por un momento, mientras todos sostenían el aliento conmovido, tenso el ánimo, suspendidos en el aire de sus almas, envueltos los espíritus en fe y esperanza, punzado el ser por la emoción, el mítico avión de Alitalia carreteó finalmente sobre una de las pistas de Ezeiza. Si bien no era negro como lo había imaginado la fantasía popular, se estaba concretando el sueño añorado por millones: después de dieciocho largos años el general Perón volvía a su patria, y pronto al poder, desmintiendo el destino inexorable que lo condenaba -como a San Martín, a Artigas y a Rosas entre tantos- a morir en el exilio. Los peronistas que llegaban empapados al río Matanza no iban solos: los acompañaba la historia, los ausentes, la Providencia.
Seguía cayendo el aguacero, sin embargo, el cielo plomizo podía ocultar el sol, pero no la luminosa alegría popular. Ese día culminaba una larga pulseada protagonizada por Perón y Lanusse, una apasionante partida de ajedrez. El presidente militar, un gorila de la primera hora que había pasado cuatro años con traje a rayas en la cárcel patagónica de Rawson, era un hombre inteligente y audaz. La agitación social que conmovía al país no podía solucionarse con la proscripción, había que negociar con el exiliado en Madrid, devolverle los salarios caídos, la condición militar y el cuerpo embalsamado y ultrajado de Evita. Entonces propuso el GAN (Gran Acuerdo Nacional), con la idea que ambos –Perón y Lanusse– renunciaran a sus aspiraciones presidenciales. Perón le respondió con ironía: “que Lanusse renuncie a la presidencia, es lo mismo que yo renuncie al trono de Inglaterra”. Lanusse a su vez lo provocó con aquella frase histórica: “Perón no vuelve porque no le da el cuero”. Cuando El Cano tenía que conjurar las críticas de su propio frente interno totalmente antiperonista, afirmaba con pedantería: “nosotros no llevamos la espada de adorno”. Perón le respondía: “tiene razón el general Lanusse, no es la espada lo que tienen de adorno, es la cabeza”... Y así hasta el furcio del homenaje del Día del Maestro en San Juan a Juan Domingo Sarmiento.
Pero todo eso ya era historia pequeña ese 17 de noviembre en que soplaban aires de victoria y la lluvia se confundía con infinidad de lágrimas emocionadas. La foto de Rucci, el secretario general de la CGT, con el paraguas protegiendo al líder, formará parte para siempre de la galería de imágenes paradigmáticas del peronismo. Luego vendrían la reclusión en el hotel Internacional, las ametralladoras montadas para impedir la salida, el traslado a la casa de la calle Gaspar Campos en Olivos, el desfile incesante, el encuentro con Balbín, las reuniones en la confitería Nino de Vicente López y su viaje a Asunción donde se proclamó orgullosamente “general del glorioso ejército paraguayo” para irritación escandalizada de sus pares argentinos.
Sí. El milagro se había consumado.
Perón había regresado en la plenitud de la primavera. En esos días de un optimismo inexpugnable, la historia parecía abrazar el futuro.
Las contiendas internas del peronismo, dirimidas en forma feroz entre “la patria peronista” y “la patria socialista”, se exteriorizarían trágicamente recién en el segundo regreso del 20 de junio de 1973. En un día luminoso, como contrapartida de la intensa lluvia del 17 de noviembre, la fiesta concluyó en la masacre de Ezeiza: un anuncio de los días que vendrían.
Pero como diría Chesterton, “eso... Eso ya es otra historia”.
Otra historia que sin embargo el propio Perón parecía vislumbrar cuando escribió lo siguiente:
A MI PUEBLO
(Mensaje de Perón al pueblo argentino al emprender su retorno a la patria después de dieciocho años de exilio, publicado en el diario Crónica el 16 de noviembre de 1972)
Compañeros peronistas:

Pocos podrán imaginar la profunda emoción que embarga a mi alma ante la satisfacción de volver a ver de cerca a tantos compañeros de los viejos tiempos, como a tantos compañeros nuevos de una juventud maravillosa que, tomando nuestras banderas para el bien de la patria, están decididos a llevarlas al triunfo.
También, como en los viejos tiempos, quiero pedir a todos los compañeros de antes y de ahora que, dando el mejor ejemplo de cordura y madurez política, nos mantengamos todos dentro del mayor orden y tranquilidad. Mi misión es de paz y no de guerra. Vuelvo al país después de dieciocho años de exilio, producto de un revanchismo que no ha hecho sino perjudicar gravemente a la nación. No seamos nosotros colaboradores de tan fatídica inspiración.
Nunca hemos sido tan fuertes. En consecuencia, ha llegado la hora de emplear la inteligencia y la tolerancia, porque el que se siente fuerte suele estar propicio a prescindir de la prudencia.
El pueblo puede perdonar porque en él es innata la grandeza. Los hombres no solemos estar siempre a su altura moral, pero hay circunstancias en que el buen sentido ha de imponerse. La vida es lucha y renunciar a ésta es renunciar a la vida; pero en momentos como los que nuestra patria vive, esa lucha ha de realizarse dentro de una prudente realidad.
Agotemos primero los módulos pacíficos que para la violencia siempre hay tiempo. Desde que todos somos argentinos, tratemos de arreglar nuestros pleitos en familia porque si no serán los de afuera los beneficiarios. Que seamos nosotros, los peronistas, los que sepamos dar el mejor ejemplo de cordura.
Hasta pronto y un gran abrazo para todos.
15 de noviembre de 1972
Juan Domingo Perón
Tal vez la mítica generación de la Resistencia, la generación del Retorno que el viejo y sabio general llamaba la generación de emergencia y de excepción, se explique toda entera desde la simple vivencia de aquel 17 de noviembre de 1972 y su estoica marcha a Ezeiza bajo la lluvia.
Tal vez la mítica generación de la Resistencia se explique toda entera desde esa sencilla frase del mejicano Octavio Paz:
“Quien ha visto la esperanza no la olvida:
la busca, bajo todos los cielos y en toda la gente”

11.08.2006

LOS PIBES BANDERA

¡Así viven los criollos en la Argentina liberal, democrática y progresista!


*Por Carlos del Frade(APE).-
Norte de la provincia de Santa Fe. El viejo territorio de La Forestal, la empresa inglesa que arrasó con el quebracho colorado,embolsó millones de libras esterlinas en ganancias, convirtió bosques en desiertos, abandonó decenas de pueblos en el agujero negro de la desocupación y gozó de la complicidad de administraciones nacionales, provinciales y regionales durante más de ochenta años. Las Petacas se llaman el exacto escenario de la terraza del segundo estado argentino donde los pibes son usados como señales para fumigar. Chicos que serán rociados con pesticidas mientras trabajan como postes, como banderas humanas y que luego serán reemplazados por otros nadies.
"Primero se comienza a fumigar en las esquinas, lo que se llama'esquinero'. Después, hay que contar 24 pasos hacia un costado desde el último lugar donde pasó el 'mosquito', desde el punto del medio de la máquina y pararse allí", dice uno de los pibes entre los catorce y dieciséis años de edad. El mosquito es una máquina que vuela bajo y"riega" una nube de plaguicida. Para que el conductor sepa dónde tiene que fumigar, los productores agropecuarios de la zona encontraron una solución económica: chicos de menos de 16 años, se paran con una bandera en el sitio a fumigar. Los rocían con "Randap, a veces 2-4 D. Tiran insecticidas y mata yuyos. Tienen un olor fuertísimo.

A veces también ayudamos a cargar el tanque.
Cuando hay viento en contra nos da la nube y nos moja toda la cara", describe el niño señal, el pibe que será contaminado, el número que apenas alguien tendrá en cuenta para un módico presupuesto de inversiones en el norte santafesino. No hay protección de ningún tipo. Y cuando señalan el campo para que pase el mosquito cobran entre veinte y veinticinco centavos la hectárea y cincuenta centavos cuando el plaguicida se esparce desde un tractor que "va más lerdo", dice uno de los chicos."Con el 'mosquito' hacen 100 o 150 hectáreas por día. Se trabaja con dos banderilleros, uno para la ida y otro para la vuelta. Trabajamos desde que sale el sol hasta la nochecita. A veces nos dan de comer ahí y otras nos traen a casa, depende del productor", agregan los entrevistados.
Uno de los chicos dice que sabe que esos líquidos le puede hacer mal: "Que tengamos cáncer", ejemplifica."Hace tres o cuatro años que trabajamos en ésto. En los tiempos de calor hay que aguantárselo al rayo del sol y encima el olor de ese líquido te revienta la cabeza.A veces me agarra dolor de cabeza en el medio del campo. Yo siempre llevo remera con cuello alto para taparme la cara y la cabeza", dicen las voces de los pibes envenenados.
"Nos buscan dos productores. Cada uno tiene su gente, pero algunos no porque usan banderillero satelital. Hacemos un descanso al mediodía y caminamos 200 hectáreas por día. No nos cansamos mucho porque estamos acostumbrados. A mí me dolía la cabeza y temblaba todo. Fui al médico y me dijo que era por el trabajo que hacía, que estaba enfermo por eso", remarcan los niños.
El padre de los pibes ya no puede acompañar a sus hijos. No soporta más las hinchazones del estómago, contó. "No tenemos otra opción. Necesitamos hacer cualquier trabajo", dice el papá cuando intenta explicar por qué sus hijos se exponen a semejante asesinato en etapas. La Agrupación de Vecinos Autoconvocados de Las Petacas y la Fundación para la Defensa del Ambiente (Funam) habían emplazado al presidente comunal Miguel Ángel Battistelli para que elabore un programa de erradicación de actividades contaminantes relacionadas con las explotaciones agropecuarias y el uso de agroquímicos. No hubo avances.Los pibes siguen de banderas. Es en Las Petacas, norte profundo santafesino, donde todavía siguen vivas las garras de los continuadores de La Forestal.

Fuentes de datos: Diario La Capital - Rosario 03-09-06 / Agencias de Noticias La Fogata y Red Eco Alternativo 15-09-06*
Publicado en AGENCIA PELOTA DE TRAPO